9 de abril de 2009

Y Clint Eastwood gruñó....



Aunque amenazaba con retirarse definitivamente como actor, el guión de Gran Torino le sedujo tanto que Clint Eastwood se decidió a hacer otra película. Y como resultado tenemos una gran película, donde Eastwood demuestra una vez más que bien trabaja dentro y detrás de la pantalla.

Walt Kowalski es un jubilado veterano de guerra de corea, huraño, racista y extremadamente conservador, que vive en un pequeño barrio que, para su desgracia, empieza a llenarse de inmigrantes Hmong. Su bien más preciado es un Gran Torino del 73, que guarda celosamente en su garaje. Tras la pérdida de su esposa, y con su familia indiferente a él dado su difícil carácter, Waltz vive aislado en su casa hasta que una serie de acontecimientos le llevarán a relacionarse con los vecinos Hmong, y a meterse en bastantes líos.

Con un guión de este estilo, cabía esperar una típica película sensibilera y manida, sin embargo Gran Torino no lo es. La actuación de Eastwood es sublime durante toda la película. Ninguno de los secundarios está mal, y cabe decir que todos ellos son debutantes. La historia es recatadamente emotiva, sin llegar a ser recargada, error que es fácil cometer en este tipo de películas. Tal vez sean cosas que ya se han contado mil veces, pero es una delicia ver a Eastwood actuar así de bien, ... y gruñir! .


Titulo en español: Gran Torino
Título original: Gran Torino
Año: 2008
País: EE.UU
Director: Clint Eastwood
Guión: Nick Schenk (Historia: Nick Schenk, Dave Johannson)
Música: Kyle Eastwood, Michael Stevens
Fotografía: Tom Stern
Reparto: Clint Eastwood, Christopher Carley, Bee Vang, Ahney Her, John Carroll Lynch, Cory Hardrict, Brian Haley, Geraldine Hughes, Dreama Walker, Brian Howe, Doua Moua, Sarah Neubauer, Chee Thao
Productora: Warner Bros. Pictures / Malpaso Productions / Double Nickel Entertainment
Duración: 116 min.

1 de abril de 2009

dentro de la carne



Su vida transcurrió entre las dos guerras mundiales, su infancia fue problemática pues su asma le impidió asistir a clase con regularidad. A la edad de 16 años, su padre le echó de casa por su manifiesta homosexualidad. Vivió entre Dublín (su ciudad natal) y Londres, posteriormente viajó por toda Europa, hasta establecerse definitivamente en Londres. Renegaba continuamente de sus obras e incluso llegó a destruir algunas. Sus tendencias sexuales lindaban en el masoquismo en una época donde ser gay estaba considerado poco menos que como una aberración...

Francis Bacon fue un artista atormentado y torturado por su sensación de culpabilidad, plasmó en su obra como nadie el desquebramiento existencial de la sociedad del siglo XX. Sus figuras aparecen oprimidas por formas rectangulares que las encierran, con la boca abierta como queriendo gritar o tomar aire. Los cuerpos se reducen a carne, pura masa retorciéndose o moviéndose como animales.
El artista no llegó a ser aceptado nunca dentro del mundo de la corriente Surrealista, sus pinturas iban más allá del mundo de los sueños para diseccionar la cruda realidad: que todos somos poco menos que animales ante el matadero.


Bacon era profundamente ateo. A su pintura se la vincula con la corriente existencialista , aunque él siempre negó tal relación. Estaba obsesionado con la pintura de Velázquez, particularmente con el retrato del papa Inocencio X, del cual hizo varios estudios. Otra de sus series más conocidas fue la Crucifixión, entendida para él como ateo, como la idea de sacrificio, negando todo el significado que tiene para un creyente.
La pintura de Francis Bacon es cuanto menos inquietante. Algunas de sus creaciones sirvieron de inspiración para crear los monstruos de la serie del videojuego Silent Hill. El trabajo de Masahiro Ito, responsable del diseño de los monstruos del juego, parece guardar una gran similitud con el trabajo de Bacon.


Hasta el 19 de abril se puede ver en el Museo del Prado de Madrid una estupenda muestra de la obra del artista que sigue la trayectoria de toda su vida. Puede que no sean cuadros agradables para muchos, pero no hay duda de que tienen una fuerza y expresividad sobrecogedoras, y es ésto lo que los hace unas obras únicas.


(Más sobre Bacon.)