5 de agosto de 2008

Formas de hacer cine I: Cine Clásico


Escribiendo el post anterior sobre el "silencio de un hombre" me di cuenta de que estaría bien explicar algo sobre formas generales de hacer cine. Esta es una clasificación particular que sigue un antiguo profesor mío de la facultad, llamado Jesús González Requena. A mí me parece bastante acertada, y creo que muchos aspectos del cine actual se pueden entender mejor con ella. A lo largo de varios posts voy a ir comentando su teoría tal y como la veo yo, si estáis interesados, lo mejor es conseguirse su libro (la referencia está al final de este texto). Puede parecer que de un gran rodeo, pero no hay otra forma de llegar al tema que explicando muchas otras cosas antes.

Ante todo, no quiero confundir el llamado cine clásico por el público en general, entendido como la totalidad de las películas producidas antes de los 60 (que por cierto es también la etiqueta que se usa en este blog) con lo que vamos a llamar ahora Cine Clásico, que son sólo una parte de las anteriores que siguen ciertos rasgos de estilo y narración.

Lo primero que habría que decir sobre el tema es que el cine se tiene que entender, cosa que puede parecer obvia es que el cine es de por sí un arte narrativo. Con narrativo queremos decir que cuenta algo, que principalmente trata de plasmar una historia. Así ha funcionado la mayor parte del cine y lo que nos llega hasta ahora sigue el mismo patrón. Por supuesto que hay cine que no sigue esta línea, como por ejemplo algunas películas de cine arte, pero como esta clasificación se aplica de forma general al cine entendido como fenómeno de masas, podemos no tenerlas en cuenta.
Sobre las narraciones antes de que apareciese el cine ya había mucho escrito. Las narraciones, entendidas como relatos, o cuentos aparecen en todas las culturas de la tierra, y muchas veces se diferencian bien poco en su estructura. Antes de que la gente inventase la escritura, ya había narraciones, bien relatadas por el jefe de la tribu o el chamán en actos vinculados con conocimientos mágicos o simbólicos.

Con la aparición de la escritura, algunas narraciones se plasmaron ya por escrito. Cuando se investigó cómo funcionaba una narración a nivel básico se recurrió a las narraciones más viejas y primitivas, aquellas que eran más "puras". Estas narraciones eran los mitos, leyendas y cuentos infantiles. Analizados uno a uno, se encontraron similitudes entre todos ellos. (el trabajo de Propp sobre el cuento maravilloso, lo más conocido sobre el tema).

Aún a pesar de las diferencias culturales, parecía que todos los relatos de la humanidad seguían un patrón concreto. El patrón básico era muy simple: un personaje (héroe) trataba de conseguir algo ( un objeto de deseo) pero ciertas circunstancias o personajes (antagonistas) se le oponían. El relato narraba cómo el héroe lograba atravesar todas las dificultades, vencer a su oponente y alzarse con el objeto de deseo. La diferencia básica entre el héroe y el antagonista, que suelen competir por el mismo objeto de deseo, era la dimensión moral del héroe, de la que el antagonista carecía. Esta dimensión moral de la tarea del héroe estaba dada por un tercero, llamado destinatario, que simbolizaba la Ley o lo que debía hacerse. En muchos cuentos, es este destinatario el que encargaba la tarea al héroe, y le anima a seguir su camino. En otros, este destinatario no aparece, o no existe, pero su función sigue estando ahí. El análisis de los cuentos reveló que existían dos estructuras o ejes subyacentes en los relatos llamados Míticos: la estructura de la carencia (héroe desea objeto) y la estructura de la Ley ( héroe ha de acatar ciertos mandatos o normas morales para conseguirlo). La primera estructura se mueve en el mero plano de satisfacer necesidades, la segunda da la dimensión moral al relato y eleva la persona a la categoría de héroe, porque es capaz de seguir una moral. Es el hecho de que el héroe pueda respetar una moral o comportamiento ético, lo que le diferencia del antagonista, movido sólo por sus impulsos.

Sin meternos en análisis psicológicos o antropológicos profundos, como resumen esta estructura tiene como función en cualquier cultura formar a un individuo para una sociedad, no sólo una persona capaz de valerse por sí misma y conseguir lo que quiera, sino capaz de vivir con sus semejantes, para lo que es imprescindible un código ético proporcionado por la estructura de la Ley del relato. Por ello, todos los relatos míticos siguen este modelo: no son sólo relatos, su función es transmitir a los miembros de una sociedad una forma de comportarse y de vivir en armonía. Para hacer un relato, no es necesario que se den estas dos estructuras, sólo con la estructura de la carencia (alguien quiere algo y lucha por conseguirlo) es suficiente. Pero como ya hemos dicho, es la estructura de la Ley la que le da la dimensión moral a la narración. Los relatos que contienen ambos ejes (el de la carencia y el de la Ley) se llaman Relatos Simbólicos, la Ilíada, la Odisea, y muchos de las grandes narraciones de la humanidad, siguen este modelo. Es eterno e inalterable, y tiene un gran poder de atracción para todo el mundo, porque responde a necesidades psicológicas individuales inconscientes.

Al hablar de Cine Clásico, el de hollywood fue la única forma de arte que siguió narrando historias de este tipo, es decir de dimensiones épicas. Cuando como conté en otro post, en el siglo XX todo el arte se vuelca por formas de hacer arte cada vez más extrañas al individuo, en el cine clásico de hollywood sucede al revés, y se narran grandes hazañas épicas, con héroes, villanos, etc. En esto radicó el gran poder de atracción del cine de hollywood de la época dorada. Los relatos de índole "épica" fascinan a todo el mundo por igual, porque su poder simbólico es muy grande. En ésto radica todavía hoy, el gran éxito de sagas míticas como Star Wars o El señor de los anillos y afines, son relatos épicos que dan otra vuelta de tuerca a la misma estructura. Todavía ahora se sigue intentando usar la misma fórmula, con más bien menos éxito.

Volviendo al cine clásico, la forma de narrar un relato simbólico en cine no es cualquiera, si no una particular que dé al espectador una idea sobre qué está realmente pasando en la historia y cúal es la posición de cada uno de los personajes. El cine clásico no abusa de planos subjetivos de un personaje, (ver exactamente lo mismo que él ve en ese momento) siempre muestra una distancia justa entre lo que está ocurriendo y lo que se muestra, suficiente para que podamos juzgar cómo obra cada personaje de forma global. Se mantiene "neutral" sin resultar frío ni distante, y permite la identificación justa con cada personaje. Este modo de realización se caracteriza por una aparente "claridad" narrativa durante todo el relato.Esta "claridad" nos deja percibir los actos de cada protagonista de forma que podamos situarlos claramente dentro del relato, sabiendo claramente cómo actúa cada uno. La identificación del espectador se produce siempre con el protagonista, el héroe. En el relato clásico, el héroe suele alcanzar sus objetivos, conquistar a la chica y casarse con ella. El cine de géneros de hollywood entre los años 40 y 60 sigue firmemente esta estructura, salvo contadas excepciones. En la imagen podéis ver un fotograma de la diligencia, de John Ford, película que podríamos poner de ejemplo.


Título: Clásico, Manierista, Postclásico
Autor: Jesús González Requena
Editorial: Trama y fondo