18 de agosto de 2009

Coraline, el atrayente mundo de las Ilusiones



La película Coraline está basada en una novela de Neil Gaiman, conocido autor por todos los amantes del cómic dado su papel creador en la saga The Sandman. La historia adaptada al cine da lugar a una no poco interesante y oscura película, con bastantes similitudes con el cuento de Alicia en el país de las maravillas y una magnífica realización en 3d. A pesar de no ser una historia altamente original, la narración resulta maravillosa, y cada personaje tiene una encanto inherente, sobre todo la propia protagonista.

Coraline es una niña especial que se siente ignorada por sus padres dedicados todo el día al trabajo. Cansada de ellos, se dedica a explorar la casa a la enorme casa a la que se han mudado, hasta que un día descubre una puerta hacia otro mundo, donde le aguardan sus Otros Padres, idénticos físicamente a los auténticos, pero con botones en lugar de ojos. Los Otros Padres de Coraline son muchísimo más amables, y la tratan exactamente como ella desea que hicieran en la realidad. Como resultado, la niña va frecuentando cada vez más este Mundo Alternativo, a pesar de que recibe varias advertencias sobre su peligro.


Hecho este pequeño resumen, ahora me gustaría profundizar más en la historia de la película, para lo cual advierto que posiblemente desvele bastante de la trama.

La historia de Coraline, como ya apunté más arriba, no es realmente nueva sino que se trata de un tema tratado ya miles de veces en multitud de narraciones desde que la humanidad, desde cuentos a mitos, literatura... se trata del peligro que pueden suponer los mundos ficticios o virtuales, que desde siempre fascinan y conducen a la perdición a los héroes de los relatos.

La fuerza de estos lugares, generalmente creados por un hechicero, un mago o un demonio ( escoged el que más os apetezca) es increíblemente poderosa pues ofrece una gratificante alternativa al mundo real, lleno de penurias y frustraciones.

Hay multitud de ejemplos en la literatura clásica, desde el conocido Narciso, que cae enamorado de su propia imagen reflejada en el agua , la ilusión que provoca la diosa Hera a Hércules para lograr que mate a sus propios hijos causándole así la locura, el engaño en el que sume la Circe a Ulises para retenerle en su isla y evitar que continúe su camino de vuelta a Ítaca...

En todos los casos, el personaje atrapado en la ilusión vive feliz y despreocupado, plenamente satisfecho y ajeno al mundo real que hay tras la ilusión. La pérdida de contacto con la realidad es cada vez mayor hasta que la víctima acaba perdiendo toda su identidad, ya no es sino un esclavo de ella misma y deja por tanto de cumplir su función como persona Individual para pasar a ser prácticamente un ser inerte, sin voluntad propia ni conciencia, esclavizado de por vida.

Los relatos clásicos y más obras advierten ya del peligro de dejar que algo que pueda servir en algún momento para " desconectar" de la rutina acabe convirtiéndose en algo imprescindible a lo cual condicionamos nuestra propia existencia.

No es difícil encontrar parangón hoy en día de Mundos alternativos con todas las opciones de ocio que reinan en nuestra sociedad. Todas las adicciones a drogas no son más que la vuelta de tuerca al mismo problema porque ofrecen una Alternativa a los sinsabores de la vida diaria. Las adicciones al juego, el alcohol etc tienen como raíz de base el mismo problema, la incapacidad de enfrentarse al despiadado, malvado Mundo Real, para refugiarse en uno alternativo, más confortable que nos causa una sensación de seguridad y felicidad no Real, pero satisfactoria.

Por desgracia, vivimos en una sociedad completamente insatisfecha. Estamos rodeados por todos lados de multitud de mensajes que nos invitan a consumir, a comprar, a comer hasta reventar, operarnos hasta quedar irreconocibles, a ser esclavos de una vaga ilusión de que si hacemos lo que Nos dicen que hagamos, seremos increíblemente más felices, como todo el elenco de protagonistas guapos y perfectos de los anuncios de TV. La publicidad conoce de sobra nuestras debilidades y las explota día a día sin pausa.
Como bien dice Don Draper, protagonista de la serie Mad Men, (maravillosa serie, por otro lado, para entender cómo la publicidad ha evolucionado hasta tal y como la conocemos hoy en día) la publicidad vende Felicidad ante todo. Esa es su arma más poderosa, pues sabe que en fondo todos ansiamos lo mismo.

Y tan atrayente como el consumo desenfrenado también resulta hoy en día el mundo de las ideas fanáticas. Los fanatismos religiosos, las sectas, y en general los grupos extremistas, provocan a la larga a sus miembros en una ilusión similar, que les llena por completo pues les hace sentirse realizados con sus actos, que de otro modo jamás realizarían de no estar por completo sumidos en su engañosa ilusión colectiva. Una de las características de vivir dentro de una ilusión es que se pierde por completo la perspectiva individual, y el sentido común. La realidad pasa a un segundo plano de importancia, y es la ilusión la que reina por completo anulando todo tipo de pensamiento o acto propio de la persona, permitiendo así ser manejada a placer por aquellos que han tejido esa ilusión, ese fanatismo o creencia.

Los ojos, como ocurre en Coraline, son lo primero que hay que perder para comenzar esta esclavitud, pues ellos son por antonomasia el órgano que nos permite VER lo que es real y lo que no. Perdidos los ojos, la sumisión comienza. Y ésta no termina hasta que la Bruja, la terrorífica Araña de Coraline , que ha tejido con todo su poder ése fascinante mundo ilusorio, no ha acabado por completo con todo nuestro sentido de la identidad, nuestra propia alma, de la cual se alimenta para perpetuar su gran telaraña de engaños.



Titulo en español: Coraline
Título original: Los mundo de Coraline
Año: 2009
País: EE.UU
Director: Henry Selick
Guión: Henry Selick (Novela: Neil Gaiman)
Música: Bruno Coulais, They Might Be Giants
Fotografía: Paul Gentry, Pete Kozachik
Productora: Focus Features / Laika Entertainment / Pandemonium
Duración: 101 min.

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